Obra: Glory Hole.

Glory Hole

Sala "El escondite". Librería de mujeres. Sabino Berthelot, 42. Santa Cruz de Tenerife. Mayo 2012.

17 Mayo - 31 Mayo 2012.

La gloria de los agujeros 


De niños, nos encanta meter cualquier cosa en un agujero. Nos regalan piezas troqueladas y nos animan a meterlas dentro de cubos de colores. Nos hurgamos la nariz, a ver qué podemos sacar. Investigamos dentro de las orejas hasta que nos convencemos de que sí, si empujamos donde hace tope nos duele. Nos sacamos pelotillas del ombligo. Cuando nos pica el culo nos rascamos metiendo un dedo. ¿Cómo vamos a saber las niñas por qué agujero orinamos si no fisgamos en todos? Las ranuras, los agujeros, los huecos de nuestro cuerpo no sólo nos pertenecen, son el primer misterio al que nos enfrentamos y la gran renuncia a la que nos obligan. O nos obligamos. Somos, en cierto sentido, como científicos derrotados que se niegan a explorar los agujeros de gusano porque no les interesa viajar en el tiempo. 


No se toca, no te hurgues, sácate el dedo de la nariz. Y no nos tocamos. Y nos hurgamos. Y nos sacamos el dedo hasta de la nariz. Renunciamos así a explorar nuestros secretos y nos creemos la mentira de que somos cuerpos sólidos, en lugar de islas que rodean extraños agujeros que llevan a sitios a los que no nos atrevemos a llegar. Abdicar de nuestros agujeros es una amputación sin sangre, pero es una amputación tan dolorosa que nos pasamos la vida buscando miembros ortopédicos que la sustituyan. 

Nos asomamos a las mirillas de los vecinos. Señalamos a los famosos con el mismo dedo que nos metíamos en el culo y miramos lo que hacen a través de las ranuras de la fama. Nos consolamos con la tele-realidad, con la espectacularización del sexo profesional, con la versión pública de la presunta intimidad ajena. Creo sinceramente que todo empieza cuando dejamos de jugar al une-los-puntos con nosotros mismos. Que desde entonces nos echamos de menos sin parar, toda la vida, hasta nuestro último y fúnebre agujero. 

Las ranuras, hoyos y huecos de este Glory Hole de Cris Latorre invitan a hurgar, a fisgarse, a repensar lo que es íntimo, lo que es escandaloso, lo que es incómodo, lo que es indecente, lo que es público. Usando para ello herramientas del porno amateur. Aquí no hay supertetas, eyaculaciones elefantiásicas o erecciones gigantes. 

Pero hurgue un poco. 

La autora no lo sabe, pero aquí estoy yo. 

Y tal vez esté usted. 

Su intimidad, su agujero, su placer. 








Texto by Irati Jiménez